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sábado, 24 de abril de 2010

Sindrome de Superman



Las emociones, esperanzas y sueños, y las constantes decepciones son ocasionalmente interrumpidos por relámpagos de puro júbilo. Son estos momentos que nos recuerdan porqué jugamos a este juego.

Luego de una reciente mala racha, he decidido dar un paso atrás. Quería cumplir tres cosas. La primera era la más obvia, dejar de regalar mi dinero. Luego, me di cuenta de que siempre hay alguna mejora que se le puede hacer a mi juego. La complacencia es la enemiga de la ganancia. Por último, quería asegurarme de que era una mala consecuencia de la varianza, no alguna falla de mi juego. Click! en Mas informacion! para continuar Leyendo!!

La pregunta era fácil, ¿cómo era tan amistoso con el monstruo del bad beat que me aterrorizaba en mis sueños? Cualquier verdadero jugador de póker entiende que habrá rachas horribles, pero tenía que estar seguro de que se estaban extendiendo por mi culpa. Luego de revisar historiales de manos de las buenas sesiones, y comparándolas con algunas más recientes, me di cuenta de que era mi culpa, por lo menos parcialmente.

Los primeros bad beats fueron simplemente a causa de la varianza; de hecho las primeras 2 o 3 semanas fueron mala suerte. Luego de eso, sin embargo, comencé a perder mi confianza, siempre esperando la peor carta posible.

Dejé que el miedo irracional afectara mis decisiones. Sentía que necesitaba proteger a mis manos en vez de apostar por valor. Por el otro lado, apostaba demasiado poco con cualquier mano que no sea la mejor, a causa del temor de que una carta que me haga perderlo todo salga en el river.

Estaba jugando el peor tipo de póker, me concentraba en resultados y temía al llegar cada carta. Me había convertido en un jugador tight pasivo. Al darme cuenta de esto, me recosté en lo único que se me ocurrió: lógica y conocimiento básico del juego. Jugué menos mesas, así podía concentrarme en cada mano cuidadosamente y asegurarme de que siempre tomaba la mejor decisión.

En el transcurso de estudiar mi mala racha, también noté una falla que se desarrolló en el lado feliz de la varianza. ¿Has tenido uno de esos días donde todas las cartas conectan, todo flop trae un trío, y el turn siempre te da color? Es porqué juego.

Esos tiempos me llevaron a lo que llamo el “Síndrome de Superman”. Cuando comienzo a entrar en una buena racha, lentamente comienzo a ampliar mi rango. Te sientes invulnerable, y eventualmente haces jugadas que no son adecuadas. Comienzas a tratar de hacerte el héroe pagándole a los malos jugadores tratando de atraparlos en un farol, cuando probablemente completaron su proyecto, o cuando sabes que no tienes las odds adecuadas.

Eventualmente te das cuenta de la cantidad de dinero que te costo hacer estas jugadas de EV negativo. Tu “invulnerabilidad” se ha llevado una gran parte de tus ganancias.

La gente es adicta por naturaleza, ya sea a la comida, alcohol, o al tabaco. Es fácil convertirse en un adicto, y son las endorfinas las responsables de esto. Las endorfinas llegan en distintas formas. Cuando un corredor de carreras dice que es un adicto a la adrenalina, en realidad no es un adicto a la acción, es un adicto a la reacción química que sucede a causa de ello.

Esta misma reacción es porqué muchos jugadores recreacionales juegan al póker, liberan endorfinas cuando están haciendo un farol, o cuando se encuentran en un bote enorme. Eso es lo que los hace jugar por grandes botes, o lo que les hace desarrollar el síndrome del juego fantasioso. No están en la mesa para ganarse la vida.

Como jugadores serios, tenemos que hacer un esfuerzo para controlar cualquier cosa que amenace nuestras ganancias. Ser consciente de las reacciones de las endorfinas, entendiendo como controlarnos y tomar ventaja de nuestros oponentes más débiles es una herramienta útil. ¿Recuerdas cuando comparamos el póker y la vida? Bueno, aquí hay una lección de vida camuflada como consejo de póker.

Siempre piensa a través de cada decisión lógicamente y racionalmente, y nunca dejes que tus emociones, incluso las positivas, nublen tu juicio. Confía en lo que sabes, y usa las habilidades que has adquirido luego de tanto trabajo duro.

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