El farol. Sus seguidores y defensores: los faroleros. El término aplicado al juego, como vemos en la Real Academia, tiene su origen en “emitir luz” como los faros. Y aquí puntualizo que no se trata de alumbrar nada ni echar luz sobre algo, con el farol lo que intentamos es deslumbrar.
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Imaginémonos el Titanic dirigiéndose hacia nuestro modesto bote de remos, en una perfecta trayectoria hacia nuestra destrucción. Cogemos nuestro farol que más alumbre y lo dirigimos directamente hacia él, esperando que vire y se aleje de la supuesta tierra con la que está a punto de colisionar. Así funciona el farol, intentamos aparentar algo que no tenemos. Para que funcione tenemos que conocer en qué situación estamos: en el caso de nuestro bote y el Titanic no estaría de más poner el farol tan alto como podamos y hacerlo girar para parecer un faro.
Esta maniobra utilísima se usa a menudo aun sin saber que estas “faroleando”. Un jugador inexperto, esperando un remoto (con pocas probabilidades) proyecto de escalera o color, puede echar a un contrincante con juego ligado gracias a su desmesurada apuesta. Incluso el “inmerecido” vencedor creerá haber actuado mal al no conseguir ganarle mucho dinero al otro gracias al proyecto finalizado, pero dadas las circunstancias su movimiento ha sacado el mayor provecho de su juego real.
La mayoría de veces el farol se sitúa con algunas apuestas ya hechas y con cartas vistas de por medio. Con 3 o 4 cartas descubiertas ya podemos hacernos a la idea que no ligaremos nada de juego y podemos ver por las apuestas como de fuerte es el de nuestros oponentes. Ahí es donde normalmente pensamos en impostar una jugada que supere a la de los otros. Así de fácil pensamos “ese barco nos puede hundir, pero nunca intentará navegar contra la costa”.
Bueno, de fácil nada, más bien arriesgado, excitante y divertido. No estamos jugando con la suerte que nos ha dado el repartidor, si no con nuestra habilidad para ver que juego hay, ver que juego pueden tener y deslumbrar al contrario. De todo esto, quizá lo más difícil es deslumbrar lo justo y correcto. Si nos pasamos con la apuesta fácilmente se verá que es un engaño, y si nos quedamos cortos no vamos a deslumbrar a nadie.
Por último en esta introducción al farol falta decir que tus aliados son los jugadores miedosos o poco arriesgados, mientras que tus enemigos siempre serán los jugadores “lentos” con juego ligado (jugadores que aun teniendo muy buen juego no lo muestran con sus apuestas).
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