Existen cuatro características que comparten todos los jugadores de póquer que se destacan del montón:
Agresividad: Todos los grandes jugadores son agresivos en la mesa. Son esos tíos que apuestan y suben las apuestas; pero no aquellos que hacen checks y calls. Cuando un gran jugador sólo hace call a una apuesta, ten cuidado. Los grandes jugadores saben que el póquer es un juego que recompensa la agresividad, por lo que si sólo ven, probablemente estarás metido en un mundo de problemas. Saben que ser agresivos en la mesa les permite disponer de dos maneras de ganar: o pueden llevan la mejor mano, o sus oponentes pueden irse al mazo
Coraje: No es necesario ser ingeniero aeroespacial para ir all in tras lograr las nuts absolutas en un flop. Cualquiera puede hacer eso. Pero es necesario ser un jugador con una enorme dosis de coraje para hacer call a una gran, gran apuesta con una mano marginal. Los grandes jugadores son muy capaces de poner todas sus fichas en el bote sin una certeza absoluta. Mi hermana puede mirar sus cartas e ir all in al encontrarse con A-A, pero preferiría amarrarse los brazos antes de empujar todas sus fichas con 7-4 de distinto palo en un intento por robar las ciegas. Sencillamente, en un torneo no se obtienen las suficientes manos grandes como para ganar sin robar ciegas o farolear ocasionalmente. Los jugadores con "corazón" y coraje suelen llegar más seguido a la mesa final, mientras que los demás terminan quejándose siempre de que "no les llegó ninguna mano jugable."
Paciencia: Los grandes jugadores esperan situaciones que, en la mesa, puedan ser explotables. Incluso Gus Hansen y Daniel Negreanu son pacientes. Puede parecer que juegan todas las manos (y lo hacen), pero la paciencia de ambos es de una forma diferente: están dispuestos a generar una pequeña expectativa preflop, para luego esperar pacientemente que sus rivales cometan un grar error en el postflop.
Observación: Tell y debilidades explotables son algo que siempre buscan los grandes jugadores en sus oponentes. Si miras jugar a Phil Ivey o Howard Lederer, notarás cuán profundamente están concentrados en todas y cada una de las manos. Se enfocan en sus rivales. Se sientan en la mesa con un propósito muy bien definido: ganar.
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