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jueves, 20 de mayo de 2010

LA PARADOJA DEL POKER Parte I





En más de una ocasión escucharás hablar sobre la gran paradoja del póker: cuanto más posibilidades tienes de ganar, también las tienes de perder. Es sencillo, quien no arriesga no gana. Y es que los que recién van comenzando en el juego, llegan a pensar que jugar manos de apuestas pequeñas es jugar sobre seguro, pero tarde o temprano tendrán que verse enfrentados con la situación de elevar sus apuestas si es que quieren sobrevivir en el juego.


De ahí que la gran paradoja sea esta misma; si realizas un movimiento podrías llegar a perder, pero si no realizas ninguno, de seguro perderás. ¿Cómo lidiar con esto sin que el miedo de actuar te consuma? Bueno, primero que nada, debes de pensar que el póker es un juego que se erige sobre dos pilares fundamentales: la estadística y las probabilidades.

Con esto en tu mente, debes de pensar que no todas las manos tienen el mismo riesgo, y por tanto, que es posible discernir en lo que sucede en cada juego. Si estuvieras parado en medio de una autopista, lo peor que podrías hacer es quedarte ahí parado, sin reaccionar. Bueno, lo mismo sucede en el póker.

Cuando llega la hora de tomar una acción, en cuanto más se sube la apuesta, mayor es la altura desde la cual puedes caer. Beneficio y pérdida son igualmente proporcionales. Y si bien es cierto que esta simple ecuación se presenta en todos los juegos de azar, debes de pensar que al menos el póker de ofrece una ventaja: la de poder mesurar tus actos en relación al riesgo. Suerte

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